QUERIDO JOAQUÍN CARBONELL
Me acaba de llegar la noticia de que ha muerto Joaquín Carbonell debido al Corona Virus. Para quienes leáis esto y no sepáis quién es (ya que muchos sois de tierras muy lejanas) deciros que forma parte de la historia de la música de mi tierra, de Aragón, y de España. Y no solo parte de la Historia de la Música sino parte de la Historia, así a secas, parte de la Historia de España, y os diría más, parte de lo mejor de la Historia de España. Y deciros además que para mí por encima de todo era mi amigo, o mejor dicho no era sino que es y será para siempre mi amigo.
Su voz y sus canciones reivindicativas llegaron por primera vez hasta mí a través de sus discos durante el final de mi niñez, que coincidió con los primeros años tras la muerte del dictador Francisco Franco. Fueron aquellos años de mediados de los 70 de una enorme ilusión ya que tras 40 años de oscuridad, muerte y dolor se comenzaba a palpar la libertad en las calles de mi país. Yo no podía imaginar entonces que unos años después iba a tener la oportunidad de conocer en persona a aquellos cantautores aragoneses, Labordeta, La Bullonera y Joaquín Carbonell que tan bien reflejaban entonces el sentir de un pueblo oprimido durante tantos años que de repente encontraba ante sí la posibilidad tan soñada de la llegada de la democracia. Fueron unos años de enorme ilusión que aquellos valientes y recordados cantautores se encargaron de convertir en canciones, inolvidables canciones.
Además de su permanente y extraordinaria labor en la música Joaquín Carbonell se dedicó desde siempre al periodismo en prensa y en televisión atendiendo especialmente a la difusión de la cultura y del arte de esta tierra. Y siempre, desde el principio de mi labor con el que fue mi grupo Distrito 14, conté con su apoyo y con su fe en mi música. Siempre, desde la primera vez que tuve la oportunidad de compartir con él un plató de televisión en su programa “Musicaire” en Televisión Española en Aragón, sentí su cariño y su reconocimiento, y eso que mi música siempre fue distinta y muy lejana al estilo musical de aquellos cantautores. También puedo decir que ese mismo cariño y respeto por mi música lo sentí siempre por parte de José Antonio Labordeta y de Eduardo Paz de La Bullonera. Y siempre me he sentido enormemente agradecido por ello, mucho.
Desde entonces Joaquín Carbonell y yo coincidimos en innumerables ocasiones. Tengo grandes recuerdos junto a él, como cuando quiso grabarnos un video clip para televisión allá por 1987 y juntos recorrimos para hacerlo algunos lugares magníficos de esta tierra nuestra durante unos cuantos días, imborrable para mí aquellos días en su compañía. Siempre creyó en mí, siempre me apoyó en todo lo que pudo y siempre le profesé un enorme cariño.
Durante toda su vida Carbonell nunca ha dejado de componer canciones brillantemente y de tocar en directo. El año pasado celebraba de este modo con una gran actuación en el Teatro Principal de Zaragoza su 50 Aniversario sobre los escenarios. Y el año pasado fue también cuando acudí a ver cómo le era entregada la Medalla del Mérito Cultural 2019 en un acto que tuvo lugar en el Palacio Pignatelli de nuestra ciudad y al que amablemente había sido yo invitado por el Gobierno de Aragón. No podía faltar, tenía que estar allí con él, quería asistir a ese acto desde un rincón, superando mi tendencia natural a evitar actos oficiales, festivos y de celebración, no porque tenga nada en contra de estos actos, ni mucho menos, sino por mi tendencia a la vida eremita que hace que me cueste gran esfuerzo estar rodeado de mucha gente, no sé por qué, pero es así. Pues bien, superé esa fuerza en contra que al final siempre me hace quedarme en casa y acudí a ver cómo le era entregado aquél reconocimiento tan merecido y que yo estaba seguro que le hacía especial ilusión, más que si le hubieran dado un Grammy, ya que era el reconocimiento de su tierra. Yo no podía faltar, tenía que estar allí y me emocionó mucho, muchísimo verle recoger ese Premio.
Antes de marcharme no quise irme de allí sin darle un abrazo y mostrarle cuánto me alegraba por ese reconocimiento que acababa de obtener. Y cómo me alegro hoy de haberme acercado, ya que esa fue la última vez que pude saludarle y hablar un poquito con él en mitad de tanta gente como le rodeaba pletórica y pletórico él en aquellos momentos que jamás podré olvidar. Dejé pasar un rato para que se despejara algo el camino y abriéndome paso entre la multitud que le rodeaba y manteniendo yo cierta distancia vi cómo me miraba, yo me conformaba con decirle un hasta luego, enhorabuena, nos vemos en otra ocasión, así mismo, un poco apartado. Pero me hizo una señal para que esperara un poquito, y se acercó hasta mí. Y le pude contar cuánto me alegraba por el reconocimiento y él me dijo unas palabras al oído, las últimas palabras suyas que me ha dedicado en esta vida, unas palabras que siempre guardaré para mí y que creo nunca revelaré. Pero las guardo en mi corazón para siempre, para siempre, amigo Joaquín.
Y ahora para terminar estas palabras dedicadas a mi querido amigo siento tener que ensuciarlas con un sentimiento de rabia que no puedo evitar, tanto por él como por otro amigo fallecido debido al coronavirus y por otros amigos y conocidos que lo han padecido y tienen secuelas y en definitiva por tanta gente, por todos. Lo siento mucho amigo Joaquín, siento terminar con este sentimiento de impotencia ante tu muerte que te juro que no esperaba, yo estaba convencido de que te ibas a recuperar. Pero desde aquí tengo que pedir un favor a todos aquellos que me siguen en redes y que niegan esta pandemia, a todos aquellos que tanto énfasis ponen en despertar a la gente, diciendo que esta pandemia es una conspiración, que es un engaño, que no hay que ponerse mascarillas, en fin, no tengo energía en este momento para describiros más, vosotros sabéis quienes sois. Yo puedo comprender a tanta gente que no puede evitar fallar en las medidas de protección ante el virus por lo que sea; entiendo a los jóvenes que necesitan relacionarse; entiendo a los adolescentes, a los niños y a sus padres; entiendo esas edades donde tan necesaria es la convivencia con los semejantes; entiendo que haya casos en que no sea posible mantener las estrictas medidas de protección. Pero no entiendo a todos aquellos que luchan a favor del negacionismo, a todos aquellos que nos tratan de borregos a todos los que estamos desde el principio siguiendo todas las medidas posibles de protección por nosotros y por no contagiar a todos los demás.
Por favor, negacionistas de esta pandemia mundial, seguidores de teorías conspiracionistas: Con una inmensa tristeza os pido que dejéis de estar en mis redes, que os vayáis, que no quiero saber nada de vosotros, os lo digo desde el cariño a la vez. Lo siento si es que mi música en algún momento de vuestra vida os ha gustado, pero por favor, no me escuchéis más, si tenéis alguno de mis discos os pido por favor que los rompáis, que no leáis más nada mío, que cuando vuelva a tocar algún día no vengáis a mis conciertos, que salgáis de mi vida, desde ahora mismo, por favor. No quiero saber nada más de vosotros. Sé que por suerte no sois muchos los que pensáis de este modo, pero por favor – y lo siento mucho, muchísimo en algunos casos- olvidad que existo.
Querido Joaquín, no puedo creer que ya no estés aquí con tu sonrisa y tu mirada de buena persona. Buen viaje amigo.