ES LA EDUCACIÓN AMIGO SANCHO (PERDÓN, SANCHEZ)
A todos los que seguís mi trabajo y especialmente dedicado a mis amigos técnicos, trabajadores y empresarios de la cultura y el espectáculo, con vuestro permiso, como compositor, músico y letrista me gustaría sumar a las vuestras una reflexión personal en un día de reivindicación como es éste. Es la siguiente: Mirad amigos, creo que esta pandemia ha dejado al descubierto más que nunca las graves carencias que tenemos como sociedad y que pienso se resumen por encima de todo en una sola, la educación. Al igual que Don Quijote cuando dice “Con la iglesia hemos dado, Sancho”, amigos míos, yo creo que en prácticamente la totalidad de los graves problemas que nos encontramos es la falta de educación lo que subyace y con lo que cada día nos topamos. Y he querido añadiros más abajo un texto que difundí en mis redes hace unos días donde si os apetece podéis leer lo que yo pienso al respecto. Yo no soy un técnico del espectáculo, hice mi labor en su día organizando y produciendo festivales, conciertos, eventos y discos, con un interés totalmente altruista eso sí, y así me fue y conozco bien ese mundo también desde vuestro lado de la barrera. Pero desde hace muchos años tan solo soy un cantante, un compositor, un outsider, un ser marginal que nada entiende de asuntos fiscales, ayudas, futuras pensiones etc etc porque no existo ni cuento para los usos sociales. Tan solo hago canciones y tan solo hago lo que puedo y como puedo con ellas.
Pero una cosa está clara y es que este ministro de cultura que tenemos, al igual que casi todos los anteriores, debería estar dedicándose a otra cosa. Su presencia en este cargo es un insulto hacia la gente que debería representar, a la gente de la cultura. Ni él ni casi nadie en España toma en serio a los creadores, a los hacedores de cultura. Así que no echemos la culpa solo a los políticos, como hicieron aquellos que tan puerilmente gritaron en las plazas aquello de “a mí no me representan”. Los políticos son gente, como cualquiera de nosotros, gente. Y son – por suerte - reflejo del sentir y el ser de un país. Y esto que tenemos es lo que somos la mayoría, nada más y podemos dar gracias. Quizá los técnicos y empresarios del espectáculo tengáis un poco más de suerte que los creadores y seáis escuchados gracias a estas movilizaciones. Sabéis de economía y sois un importante porcentaje en el PIB que debería ser tomado muy en serio. Deseo que os vaya bien con vuestras justas reivindicaciones que hago mías también si no os importa. Sois muchísimos amigos y familias de amigos a los que tanto quiero que estáis verdaderamente mal en estos momentos. No es justo que os digan que si no podéis hacer vuestro trabajo os vayáis a coger fruta, esto es humillante, es indigno y es signo inequívoco de que estamos viviendo en un país de mentecatos y no por el hecho de coger fruta, que es algo digno del máximo respeto, un trabajo honorable, admirable y necesario. Pero sabed que esto es lo que piensa mucha, muchísima gente en este país, también vecinos y conocidos vuestros, sí, también.
Amigos técnicos, por si os sirve de algo mi experiencia pasada y la de mis compañeros de labor recordaros que hace no tanto en España nos lapidaron en las calles a los autores de canciones y nos trataron como ladrones persiguiéndonos mientras se nos estaba robando la dignidad y el fruto de nuestro trabajo ante la aquiescencia de casi todo el mundo. Las grandes compañías, esas a las que todo el mundo paga por el ancho de banda sin rechistar, fueron las que acabaron definitivamente con la esperanza de subsistencia de la mayoría de nosotros, que solo aspirábamos a vivir de nuestro trabajo. Y a casi todo el mundo le pareció perfecto mientras llenaban de música gratuita sus caros ordenadores y reproductores defendiendo incluso con vehemencia la esquilmación de nuestros derechos como algo justo, mientras se nos echaba la culpa de ser nosotros los que robábamos. ¿No es hilarante?
Nosotros, los autores de canciones, ya estamos muertos, excepto los grandes nombres del espectáculo así es, cuatro grandes nombres, esa es la realidad. Ese es el trágico resultado en el presente. Y el desolador resultado de cara al futuro es que nadie entre los creadores más jóvenes aspire hoy en día a ganarse la vida creando canciones e interpretándolas, algo que podría extenderse a la dedicación al arte en general. Se ha conseguido hacer pensar a los nuevos creadores que su trabajo no es digno de ser remunerado; que lo suyo no es más que un hobby y por tanto que no merece un respeto igual que cualquier otra profesión; que su propia obra no merece invertir todo el tiempo de su vida y su esfuerzo permanente para ser creada; que es algo que puede y debe hacerse los fines de semana al margen de un trabajo que sí sea digno y considerado y respetable. Yo he asistido estupefacto a entrevistas en la radio a jóvenes y conocidísimos grupos de música donde justificaban que tenían otros trabajos y estudios diversos para no avergonzarse ante el micrófono por ser tan solo músicos, algo que para mí siempre fue justo al revés. Pobres, nunca conocerán el sabor de la derrota ¿El resultado de todo esto cuál es amigos? ¿Cómo es la obra de arte que se construye en los ratos libres, sin riesgo, sin pasión, sin poner la vida en ello? No seré yo quien escriba la respuesta.
Cuando hablo de nuevos creadores, hablo de creadores claro, no de cantantes de concurso de televisión, con todos mis respetos (no hacia el reggaetón que hacen la mayoría contribuyendo a convertirlo en un cáncer inmortal) hacia estos cantantes en lo personal, al fin y al cabo son “producto” de este tiempo presente, poco más pueden hacer y la mayoría están destinados a ser juguetes rotos.
En fin, somos así en este país y esto no se cambia tan fácilmente de la noche a la mañana. Con todo mi cariño, amigos del espectáculo, y amigos en general, aquí abajo os incluyo el link del texto que difundí hace días titulado "Nueva Normalidad ¡Ojalá!". Creo que los cimientos de esta sociedad actual en la que vivimos están muy mal construidos y que - por ejemplo - esta humilde y breve utopía con respecto a la educación que os voy a contar sería muy posible de llevar a cabo, en este momento más que nunca, si hubiera verdadero interés para arreglar las cosas de verdad por parte de todos, pensando esencialmente en el bien común, en el futuro de nuestro país, en el de las generaciones venideras, para no seguir poniendo parches a un asunto que es vital y peligroso. “Es la educación amigo Sancho”.
(Desde aquí, mi apoyo al movimiento #AlertaRoja #HacemosEventos y a la movilización de hoy 17 de Septiembre para dar visibilidad al colectivo técnico de espectáculos y eventos. Este es un sector especialmente afectado por el efecto de la pandemia. La ruina de muchísimas familias de este sector ante la imposibilidad de trabajar es inminente y es necesario buscar fórmulas que contribuyan a reparar tanto daño sufrido por este colectivo. Fundamentalmente a mi entender lo principal sería no equiparar los actos culturales al desfase del ocio nocturno. Esto es un insulto para el mundo de la cultura. Esto es algo sumamente injusto ya que se ha demostrado que los contagios no tienen lugar en los eventos culturales que se han organizado perfectamente por los profesionales del sector, siempre con todas las medidas de seguridad. Además, desde días antes del confinamiento fueron los propios artistas y la gente de la cultura los que decidieron la suspensión de todos sus eventos y finalmente ha sido el sector más castigado sin duda. Estoy con vosotros al máximo amigos técnicos del espectáculo, ojalá consigáis vuestras reivindicaciones, tan necesarias no solo por el desastre de la pandemia, sino tantas otras al margen también.